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La evolución del coworking

El coworking ha revolucionado la forma de trabajar en las oficinas, convirtiendo un sistema de trabajo clásico en toda una experiencia para los profesionales que se benefician de la simbiosis que existe en este método de trabajo, en el que prima la colaboración al individualismo que hay en despachos con habitaciones compartidas.

Este método de trabajo ha triunfado hasta el punto de que las empresas con una plantilla abultada de trabajadores han decidido instaurar este método de trabajo en las empresas, ya que está probado que favorece la sensación de equipo de cara a la realización de proyectos complejos.

Existen otros beneficios, pero no es el objeto de este artículo comentarlos uno por uno. Sino que aquí lo que venimos a contar es algo radicalmente opuesto, y es cómo el coworking sigue siendo una buena opción, bien para invertir o bien para apostar como método de trabajo de un autónomo.

Es claro que este método de trabajo no es para todo el mundo, pues hay diferencias con respecto a un despacho clásico. En una oficina clásica cada uno tiene su despacho, y lo normal es cerrar la puerta para abstraerte del ajetreo de los demás. Lo que aquí es algo difícil, ya que incluso hay reuniones que se pueden organizar en el restaurante más cercano.

El coworking ha evolucionado especializándose por sectores, uno de ellos en el que nunca imaginaríamos que se asentaría, por competencia, privacidad y sobre todo posibles vulneraciones de los secretos, es el de la construcción. Pero en el artículo de hoy vamos a desmentirlo y a hablar de ello, y veremos como la tecnología se aplica en la gestión de estos espacios.

Especialidades en el sector de la construcción

A pesar del rápido crecimiento de los espacios compartidos, todavía no hay una sensación de que el mercado esté saturado. Las tasas de ocupación actuales del 98% en lugares fijos tras sólo ocho meses de trading lo demuestran. A medida que los lugares de trabajo se hacen cada vez más caros, particularmente en el centro de las ciudades, más empresas prefieren decantarse por el coworking como solución.

Pueden crear grandes espacios para la colaboración y el conocimiento compartido. De hecho, este es el objetivo principal de Build Studios, un espacio compartido que sólo acoge negocios del sector construcción – con supervisores sentados junto a arquitectos, ingenieros, diseñadores de interiores, desarrolladores y planificadores.

Sin embargo, los espacios compartidos tienen sus retos y esos diseñados específicamente para profesionales de la construcción no son la excepción. Aunque también puedes encontrar espacios de coworking listos para trabajar. BCNDOC es un céntrico centro de negocios ubicado en Barcelona, que se dedica a alquilar oficinas, salas de despacho y espacios de coworking, además de ofrecer muchos más servicios complementarios que añaden valor.

Aspectos tales como dónde, en un espacio reducido, acomodar llamadas de teléfono privadas y las necesidades de algunas personas de trabajar en silencio, áreas de descanso y ocio o, simplemente, un lugar donde comer, puede representar un auténtico reto para los arquitectos y los gestores de construcciones.

Un espacio abierto lleno de empresas luchando por los mismos proyectos parece una receta peligrosa. No obstante, asegurarse de que los negocios con firmas de actividades complementarias más que competidoras se sientan cerca las unas de las otras es una forma de enfrentarse a este reto de forma proactiva.

Equilibrar las necesidades de algunos espacios grandes con especialistas digitales que quieran enormes pantallas puede ser un reto para los diseñadores que quieran crear un espacio de trabajo homogéneo y para gestores de la construcción que quieran crear una estructura de carga simple.

La tecnología está mejorando la gestión de los edificios. por ejemplo, ahora es posible mapear de forma digital muchos dispositivos y sensores en un edificio sobre una única plataforma. En su forma más simple, puede suponer el posicionamiento de sensores de bajo coste en el espacio para controlar la temperatura y los niveles de CO2, pero tales sistemas también pueden integrarse en la gestión del edificio para controlar cómo marchan los sistemas individuales y los dispositivos.

Los beneficios de los datos en tiempo real para la gestión de la construcción incluyen la mejora de la calidad de la experiencia del inquilino, la reducción de los costes operativos para los propietarios, e identificar un error en el sistema antes de que se haga un fallo disruptivo y caro. Sin unos sistemas claros de reporting estos aspectos a los gestores de los edificios y los recursos necesarios para resolverlos cuando se identifiquen, los gestores de edificios pueden empezar a sentirse bajo presión con la información, pero sin las herramientas necesarias para remediar los problemas.

 

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