Todos recordamos como uno de los momentos más especiales de la semana cuando salíamos durante los fines de semana a jugar con nuestros padres. Después de una semana dura en el colegio, con deberes y exámenes era el momento de disfrutar con papi o mami. La verdad es que eran tiempos distintos a los que vivimos ahora, donde las maquinitas y las redes sociales nos tienen sorbidos el sexo. En mi caso siempre recuerdo que salí en las tardes de los sábados a jugar con mi coche por radio control. Este juguete, aunque en algunos casos no era tal, era uno de los regalos más deseados que se hacían, o bien a los Reyes o si eres más moderno a Papa Noel. Aunque también se hacía en los cumpleaños (que no se celebran tan a lo grande como ahora), y sobre todo en las Comuniones. Era el regalo más deseado. Solo podía competir en rivalidad si había una consola. Aunque estaba claro que luego te lo ibas a pasar mucho mejor con el coche con matando marcianitos. Yo siempre me pregunté qué es lo que hacía que ese coche pudiera funcionar.
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