Cuando una persona adquiere un coche, el número de preocupaciones que tiene crece de una manera que, en ocasiones, asusta de lo lindo. Por un lado, nos preocupamos de que el vehículo no sufra ningún daño, porque de lo contrario nos cuesta un ojo de la cara repararlo y de eso no siempre se encarga el seguro. Por otra parte, nos preocupa el precio de la gasolina, siempre objeto de críticas. Y, por otro, nos preocupa que, en el sitio al que vamos, no haya sitio para aparcar. Precisamente de este problema os vamos a hablar en los párrafos que siguen.
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