La duda cabe. Siempre esta presente y vuela libre por nuestra mente. Es fácil pensar que en los diferentes sorteos de lotería existentes, existe cierto tongo. ¿Por qué no? Sobre todo, desde que la informática, ha intervenido todos los procesos que conlleva la realización de un sorteo, desde la participación a través de los boletos, hasta la extracción de las bolas. Eso no cambia, las bolas siempre están presentes en los bombos. Aunque ahora, existen bombos virtuales que hacen las veces y el ruido característico de los originales.
Hemos acudido a Lotería La Piedad para recabar información para realizar este artículo, y incluso estando volcados al mundo online, evocan aquellos tiempos en los que, para participar en un sorteo, debías acudir a sellar tu boleto en el estanco, lo hacías bolígrafo en mano y en el mismo estanco, te ponían un sello, partían el boleto en dos, te entregaban una parte y se quedaban la otra. El día D a la hora H, se hacia un sorteo a la vista de todo y no quedaba atisbo de sospecha en su transparencia. Aunque desde nuestra perspectiva, esa transparencia puede resultar por igual, un tanto difusa.
Con la llegada de la informática, todo cambió sustancialmente. Los boletos se sellaban en una maquina y se convertían en un resguardo. En segundos, millones de combinaciones y apuestas, se aceptaban en todos los puntos disponibles. Esto, podía conferir un poco de seguridad al sistema. Aportar, quizá no transparencia, pero si la seguridad de que tu apuesta se encontraba formalizada.
Este sistema, unido a la televisión, dio una vuelta de tuerca a los sorteos que se transmitían en directo. En la pantalla, aparecía desde la introducción de las bolas en el bombo, hasta unos señores muy formales y atentos que observaban el proceso con atención extrema, con la finalidad de que este se produjera de la forma correcta. Sin trampa, ni cartón. La extracción de las bolas, se producía de una en una y se mostraban a cámara para que todo espectador, expectante y deseoso de que salieran sus números, ejerciera como testigo.
De unos años atrás hasta ahora, ese sorteo no se ve en pantalla. Sale un presentador o presentadora, anunciando las combinaciones ganadoras de cada sorteo y fin. Este hecho, sin duda, da lugar a la especulación de más de uno.
Se recaudan miles de millones, se otorgan premios de mucha cuantía sin que el sorteo se vea públicamente, los participantes aceptan las condiciones sin más y los acertantes, son anónimos. Nadie sabe a quien le toca que.
Entonces, se acepta que esos miles de millones recaudados son repartidos en base a la legalidad a los poseedores de las combinaciones ganadoras. Algo que enturbia la credibilidad de los sorteos. Salvo que conozcas de primera mano a los acertantes o, al menos a alguien agraciado.
Pero ¿toca?
La verdad es que toca. Si que toca y los premios se cobran. El hecho de que no sepamos quienes son los agraciados es por la misma seguridad hacia los mismos. De hecho, es sabido por todos que un de los consejos que se dan en primera instancia a los afortunados es que no anuncien a bombo y platillo que han obtenido un premio de mayor cuantía.
Por otro lado, la tecnología ha logrado que los sorteos de lotería, hayan sido los más innovadores a la hora de adaptarse a los tiempos. Aunque los sistemas a vista de los apostantes, sigan pareciendo algo clásicos, la realidad es que detrás del mostrador del lotero o lotera en cuestión, existe un despliegue tecnológico que hace que las apuestas sean seguras y la información de las mismas, pase encriptada de un lado a otro, sin riesgos de intromisión.
La incredulidad, no obstante, sigue ahí. La sombra de la sospecha se cierne siempre sobre la posibilidad de sorteos amañados o de que nunca le toque un premio a los participantes. Imposibilidad de ganar, premios que no se entregan a sus acertantes, sorteos manipulados o falsos ganadores, son algunas de los pensamientos e interrogantes más habituales. Sin embargo, la realidad es que la vigilancia y transparencia, son mayores que nunca.
Sin embargo, las explicaciones están ahí, aunque se desvirtúen. El mero hecho de que no hayas sido agraciado en primera persona o no conozcas a nadie tan afortunado, no quiere decir que no exista esa transparencia. Cuando la propia regulación que exigen las administraciones de lotería, implica la confidencialidad de los resultados.
Las empresas lideres en innovación dentro de la industria de los juegos de azar y apuestas del estado, manejan gran cantidad de datos. Siendo la lotería una de las que más transacciones económicas efectúa, es inevitable que todos esos datos, viajen encriptados y estén a buen recaudo.
Ante la pregunta de si toca o se trata de una pantomima para recaudar dinero, la respuesta es un rotundo si. Toca y los premios se cobran. Otra cosa es que, aunque toque, se recaude mucho dinero y le perdamos la pista al sobrante, tras el reparto de los premios. Del mismo modo que, hacienda, se lleva su pellizco como si no sacaran bastante provecho del dinero invertido en apuestas por parte de los españoles.
Integridad aparte, la lotería se creo con la mera finalidad de abastecer las arcas del estado allá por los tiempos del rey Carolo o el rey de turno que, viendo mermados los ingresos de sus arcas reales, necesitaba financiarse a si mismo y la mejor manera que se le ocurrió, fue crear sorteos cuya recaudación se repartiría entre los acertantes y el propio estado. Por lo tanto, no nos engaña nadie a estas alturas, si jugamos a la lotería es porque a nadie le amarga un dulce y la sola idea de que te toque ya te hace feliz hasta que no te toca.
El papel de la SELAE
Ahora veamos que papel desempeña la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado en todo esto. Esta sociedad del Grupo Patrimonio, dependiente de la Dirección General del Patrimonio del Estado, adscrita al Ministerio de Hacienda, es una empresa cuya titularidad corresponde al Estado español.
A ellos, corresponde en exclusiva, la gestión de los juegos de titularidad estatal, lo que viene a ser, la gestión, explotación y comercialización de las loterías y juegos de ámbito nacional, en todas sus modalidades. La propia Sociedad hace gala de que su misión no es otra que la de generar ilusión para que los ciudadanos disfruten y compartan, con confianza y responsabilidad, y por supuesto, en beneficio de todos. En resumen, como hacienda, SELAE, somos todos.
La transparencia a la que aludimos y se reclama por parte de los participantes, se gestiona en base al cumplimiento de la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno. Dispone a razón de esta ley de un portal de transparencia en el que se publica todo lo referente a la información institucional, económica y de contratación pública, pudiendo acceder a la misma cualquier ciudadano que lo quiera.
Su regulación fue reordenada y se creó mediante el Real Decreto Ley 13/2010 de 3 de diciembre.
Como empresa pública, sus beneficios aportan a las arcas del estado grandes cantidades económicas, siendo según ellos, un retorno de valor a la ciudadanía, a través de los premios repartidos, los patrocinios sociales, culturales o deportivos que, ellos mismos, impulsan.
La ley que regula los sorteos, detalla la prohibición para participar en los mismos de los accionistas, propietarios, participes o titulares significativos de la SELAE, así como de los empleados involucrados de forma directa en el desarrollo de los juegos, sus conyugues, convivientes o descendientes de primer grado en los juegos que ellos mismos explotan en sus administraciones.
En conclusión, respondiendo a la respuesta que da título a este artículo, si es posible que haya transparencia en los sorteos de lotería. Es una realidad que los datos corroboran, la publicación de los mismos acredita y los implicados certifican.
No obstante, puede existir mucha transparencia y a la vez, aspectos ocultos que no podemos identificar, puesto que de eso se trata, de que no se vean ni perciban. En todos los asuntos que conciernen al estado, es lógico pensar que, aun debiéndose al ciudadano y en la obligatoriedad de mostrarse claramente, existe un alto nivel de desconfianza que ellos mismos, se han ganado.
En favor de SELAE, a título personal, no recuerdo ninguna turbiedad en los sorteos, ni noticias sobre corrupción dentro de la administración en ningún momento de mi vida. Eso no quiere decir que no los haya habido. No obstante, la corrupción y falta de transparencia en muchos de los ámbitos estatales, es otra realidad que enturbia a los transparentes que nada ocultan en su gestión.
Podemos por tanto dudar de la fiabilidad de los sorteos, de que haya algún tongo por ahí o se manipulen los mismos. La duda cabe, sobre todo cuando se trata de dinero que puede ser tuyo aunque la posibilidad sea mínima. No porque no hayas visto ese millón de euros, significa que no exista.
A excepción del revuelo que se monto allá por el dos mil veinte sobre la sospechosa bola introducida por el operario, no recuerdo otros posibles intentos de manipulación. Aunque a buen seguro, los haya habido y no nos hemos enterado. Ni falta que nos hace.