Es lógico pensar que cada sector empresarial tiene su importancia y que todos ellos son necesarios para proveer de un determinado tipo de producto o de servicio a un también determinado núcleo de población. Precisamente ese es el motivo por el cual cualquier tienda, cualquier negocio o cualquier página web dedicada al comercio tiene un valor y un público que les necesita.
Sin embargo, si un sector empresarial es importante para una sociedad hoy en día, ese es el editorial. El conglomerado de empresas que se dedican a él son las principales responsables de que los conocimientos y la cultura de todas las sociedades que componen la Tierra sea distribuido de un modo tal que nadie que se encuentre interesado en una determinada materia pueda ser impedido de la adquisición de un libro o un manual referido a la misma.
En efecto, las editoriales siguen teniendo una importancia vital en nuestro día a día puesto que son ellas (ojo, que no Internet) las que se encargan de la venta y distribución de la cultura. En este sentido, hay que tener un cuidado muy grande con la red puesto que la distribución de conocimientos que realiza no es la misma. Sus fuentes están menos contrastadas y el periodismo ciudadano que invade buena cantidad de páginas web proporciona información no siempre verídica.
El mundo editorial ha sido uno de los que más ha sufrido como consecuencia de la crisis económica que afectó a buena parte del mundo a partir del año 2008. Sin embargo, ha sabido levantarse y comenzar a despuntar como un negocio que no sólo sigue teniendo todo el sentido del mundo, sino que además puede resultar harto rentable. No en vano, el artículo de Infolibre que a continuación se enlaza y que fue publicado el pasado año hace referencia a que el negocio editorial ha crecido en España durante tres años consecutivos, llegando, en 2016, a facturar un 2’7% más que durante el año anterior según los datos que maneja el artículo y que fueron extraídos de la Federación de Gremios de Escritores.
¿Cómo tienen las editoriales la posibilidad de seguir siendo rentables en los tiempos que corren, con Internet acechando sus nucas? La solución es bien sencilla: haciendo que buena parte de sus contenidos sean de pago. Es posible que como consecuencia de ello la gente prefiera usar Internet para conseguir acceder a una determinada información, pero lo cierto es que si se quiere tener acceso a una información fidedigna, académica y que realmente permita tener una verdadera conciencia sobre algo es necesario acudir a nuestros mejores amigos: los libros. Ellos rara vez se equivocan. Una situación como esta está perfectamente explicada en el siguiente artículo del diario El País, en el que se hace referencia a que las editoriales, en efecto, han decidido apostar por los contenidos de pago en una era conocida como la de la postverdad.
La especialización, una obligación en este negocio
Pero no todas las editoriales trabajan todos los géneros. Como en todos los negocios, cada entidad en particular se centra en un determinado público objetivo y busca satisfacer únicamente las necesidades de ese público objetivo. Unas están más comprometidas con género narrativo, dentro de estas las hay que se encuentran especializadas en materia histórica, por otra parte, otras trabajan más con poesía… más preocupadas por materias como la pedagogía, la psicología o la educación social.
Materias como estas últimas no pueden ser olvidadas en un negocio dedicado a una tarea tan importante como lo es la expansión de la cultura. La pedagogía, la psicología o la educación social son partes influyentes de la vida de cada uno y tienen mucho decir en cuanto a la constitución de una sociedad. De ahí que obtener la mejor información con respecto a lo que tiene que ver con cada una es tan imprescindible hoy en día.
¿Qué decir con respecto al futuro? Lo cierto es que nadie se atreve a aventurar si Internet se convertirá, de aquí a un tiempo, en una fuente fidedigna de información. De momento, lo que encontramos en él debe ser cogido con pinzas. Por otra parte, y pasen los años que pasen, los libros serán un sinónimo de garantía de buena información. Y estamos llegando a un momento en el que la gente comienza a pagar por esa calidad. Un buen momento, sin duda, para desenvolverse en una editorial.