La ropa laboral cumple diferentes funciones. Una es la de proporcionar una imagen corporativa a la empresa; otra, sin duda, es la de facilitar las condiciones materiales para que los trabajadores desempeñen sus tareas. En invierno las temperaturas bajan y muchos trabajos se hacen a la intemperie. La ropa de verano no sirve para esta época del año. Así es como las empresas han preparado el uniforme de invierno para sus trabajadores este año.
En la ropa laboral también existen tendencias. Vemos como las prendas van variando de un año para otro. Predominan ciertas prendas respecto a la temporada anterior y varían los materiales. Haciendo la ropa más resistente, menos pesada y más cómoda. Y en invierno, por supuesto, con un mayor poder de abrigo.
Lo podemos ver si echamos un vistazo a la web de Unicat, una tienda valenciana especializada en ropa laboral que abastece desde hace años a una gran cantidad de empresas nacionales y europeas. En su catálogo para el invierno 2024-2025 observamos como predominan los polares, las parcas, los chalecos acolchados y las sudaderas. Todas con un marcado aire deportivo. Con posibilidad de serigrafiarlos con el nombre y el logo de la empresa y en una gran variedad de colores para que se adapten a la imagen corporativa. Prendas que en la mayoría de los casos quedarían estupendas como indumentaria básica de calle.
Y es que la ropa deportiva está influyendo la ropa de trabajo. Las empresas buscan prendas que sean cómodas para sus trabajadores y que les permitan libertad de movimiento. En el pasado han quedado los monos de trabajo. Ahora se han sustituido por pantalones multi-bolsillos, camisetas y polos. Eso sí, más resistentes si cabe que las prendas que usamos para hacer deporte.
Entramos a ver más al detalle la ropa deportiva para este invierno.
Características de la ropa laboral de invierno.
Por supuesto, la ropa de trabajo de invierno debe abrigar, pero esa no debe ser su única característica. Estos son los rasgos que deben reunir estas prendas de trabajo:
- Aislamiento térmico. Esta característica no hace referencia a que debe dar calor, sino a que debe tener la capacidad de aislar la temperatura corporal del operario respecto a la que se da en el ambiente en el que trabaja. Para ello se utilizan materiales como el poliéster que tienen una gran capacidad aislante.
- Resistencia al agua. Estas prendas deben ser impermeables: al menos, repelentes al agua. Para proteger al trabajador de la lluvia, la nieve y el contacto con líquidos. Con este fin se utilizan materiales como el poliuretano (P.U.) o los tratamientos con DWR (Durable Water Repellent).
- Tejidos transpirables. Es crucial que las prendas permitan la salida del sudor y la humedad generada por el cuerpo cuando está en movimiento, para evitar la acumulación de calor. Tejidos técnicos con membranas como Gore-Tex o similares ofrecen esta combinación perfecta de impermeabilidad y transpirabilidad.
- Resistencia al viento. En muchas tareas al aire libre, el viento aumenta la sensación de frío. La ropa debe actuar como una barrera contra el viento, para mantener una temperatura corporal constante.
- Ropa resistente y duradera. Dado que se utiliza en entornos exigentes, la ropa debe estar hecha con materiales resistentes al desgaste, a los cortes y a los posibles desgarros. El algodón con refuerzos, el poliéster y las mezclas de tejidos técnicos suelen cumplir estos requisitos.
- Flexible y cómoda. No debemos olvidar nunca que la ropa de trabajo debe permitir libertad de movimiento para que los trabajadores puedan realizar sus tareas sin limitaciones. La ropa incómoda tiene efectos negativos respecto a la productividad del trabajador. En este sentido hay que buscar prendas holgadas, pero con un buen ajuste en la cintura para que no se caigan.
- Alta visibilidad. En los trabajos realizados en exteriores o en condiciones de poca luz, las prendas deben incluir elementos reflectantes y colores brillantes para garantizar que el trabajador sea visible en todo momento.
- Protección específica. Estamos hablando de la ropa laboral en general, pero cada sector tiene sus peculiaridades. La ropa debe ofrecer una protección adicional acorde con el tipo de trabajo que se realiza. Así, en determinadas industrias encontramos ropa de trabajo ignífuga, resístete a los productos químicos o con refuerzos en zonas específicas como las rodillas, los codos o la entrepierna.
- Ropa ligera. Aunque sean prendas de abrigo, estas deben ser lo más ligeras posible, para evitar el cansancio y permitir un uso prolongado.
- Fácil mantenimiento. Todas las prendas de ropa laboral, tanto en invierno como en verano, deben ser fáciles de lavar y de secar, y que no necesiten mucha plancha. No olvidemos que el trabajador las usa a diario y que estas prendas están rotando continuamente.
Parcas para exteriores.
El periódico Murcia Economía nos cuenta como las parcas deportivas con capucha han desplazado a los chaquetones y a otras prendas de abrigo en los que se refiere a la indumentaria que llevan los trabajadores cuando tienen que trabajar a la intemperie.
La razón de esta tendencia se debe a que es una prenda cómoda y fácil de llevar. Es una prenda ligera, que no pesa mucho, que suele ser impermeable y que ofrece un aislamiento térmico adecuado.
Para fabricarla se utilizan materiales como el poliéster, el algodón y la cobertura de Poliuretano (P.U.)
El poliéster es el material más utilizado en las prendas de ropa laboral. Es un tejido sintético, que repele el agua y que resulta económico.
Respecto al algodón, que es transpirable y abriga, es muy difícil que encontremos una parca para el trabajo que esté fabricada 100% en algodón. Lo más habitual es que tenga una proporción de un 65% de poliéster y un 35% de algodón. Más que otra cosa para que resulte más económica y para que sea impermeable.
Por último, la protección P.U., que tiene muchas parcas, permite agregarles elementos reflectantes que hacen que los trabajadores sean visibles en ambientes de poca luz y escasa visibilidad.
Un elemento que solemos encontrar en las parcas de trabajo que se están utilizando actualmente es que buena parte de ellas vienen reforzadas en su interior con un forro polar o forro térmico para abrigar mejor al trabajador.
Chaleco de alta visibilidad.
Los chalecos se han convertido en una prenda habitual en la indumentaria laboral. Nos referimos, lógicamente, a chalecos de trabajo, no chalecos de traje o de vestir.
La web Seguridad Laboral cuenta como los chalecos reflectantes de alta visibilidad sirven para prevenir una alta cantidad de accidentes de trabajo. Estos chalecos hacen que el trabajador sea visible en condiciones de poca luz o con poca visibilidad. Son útiles para trabajar en el exterior, tanto de noche como de día. Condiciones climatológicas adversas como la niebla o la lluvia cerrada pueden hacer que un operario no pueda ser atisbado por el conductor de un vehículo o de una máquina industrial. Incluso en interiores, en almacenes y fábricas, este elemento hará que el trabajador sea percibido por compañeros que por ejemplo manipulen una grúa o una carretilla mecánica.
Los chalecos de trabajo han de ser prácticos para trabajar. Muchos de los que se utilizan actualmente vienen provistos de multitud de bolsillos. Con departamentos específicos para guardar el móvil y la libreta y el bolígrafo y con bolsillos reforzados donde colocar las herramientas.
Los chalecos acolchados o de forro polar abrigan al trabajador cuando bajan las temperaturas, otorgándoles una gran libertad de movimiento. Ya que abrigan el pecho y el tronco, y dejan libre los brazos, que es la parte del cuerpo que se utiliza cuando realizamos trabajo manual.
Calzado de invierno.
Cuando mi padre trabajaba en Telefónica, hace 25 años de aquello, cada año recibía en verano un par de zapatos y en invierno un par de botas de trabajo, tipo militar, aunque con la caña más baja, y con una suela de gran agarre, antideslizante.
Y es que en invierno no se usa el mismo calzado para trabajar que en verano. Las condiciones climatológicas son diferentes. Hace más frío, puede llegar a nevar y son más frecuentes las lluvias y los ambientes húmedos.
Hoy en día, las botas y los zapatos de trabajo se han sustituido por calzado de corte deportivo (zapatillas y botas) que son más flexibles, más ligeras y ofrecen una mayor movilidad al pie. Eso sí, se hace respetando los elementos de seguridad que tenía el calzado antiguo. Es decir, la suela antideslizante, la transpiración del pie y la impermeabilidad respecto al agua y la humedad.
A esto hay que añadir determinados elementos como protectores en la puntera, para evitar golpes en los dedos de los pies, que ya no son de acero, como en otros tiempos, sino de materiales menos pesados.
En determinados ambientes industriales, en invierno, las botas son más recomendables que las zapatillas. Ya que dejan inmovilizado el tobillo y previenen lesiones en las articulaciones de los pies.
Como estamos viendo, la ropa de trabajo evoluciona, ya no solo en cuanto a colores y diseños, sino, sobre todo, en ofrecer una mayor seguridad en el trabajo.