Popularmente se dice que el vino mejora con la edad. Esta afirmación, sin duda es correcta, pero hoy en día quizá sería más correcto decir que el vino mejora con la tecnología. El sector como el vinícola es un sector fuertemente marcado por la tradición y la costumbre, pero poco a poco las bodegas van entendiendo el potencial de estos avances y comienzan a usar este tipo de herramientas. Tanto es así que hay quienes consideran que el vino y la tecnología representan el maridaje perfecto porque, bien utilizados, los avances tecnológicos ayudan, y con creces, a los viticultores a la hora de producir, almacenar y promocionar sus vinos.
Las nuevas tecnologías, por ejemplo, están cambiando el diseño de las bodegas. Tradicionalmente, las bodegas se construían en pendiente para facilitar el movimiento de los líquidos, ahora esta premisa ya no es necesaria porque se pueden utilizar bombas y tener bodegas a cota cero.
En Bodegas Bocopa, ubicadas en una parcela de 7.000 metros cuadrados en Les Pedreres, dentro del término municipal de Petrer, se llevan invirtiendo en modernización desde 1.999, año en que ampliaron las infraestructuras de la bodega para poder ampliar su producción, intentando conseguir la máxima calidad posible. Sus esfuerzos se han visto recompensados en diferentes ocasiones, como cuando en 2.002 fue reconocida como la Mejor Industria Agroalimentaria de la Comunidad Valenciana.
Nuevas tecnologías
El sector está adaptando todo tipo de tecnologías a su proceso productivo. Desde la incursión de la filoxera y las enfermedades relacionadas con la vid, se han desarrollado tecnologías para prevenir y adelantarse a estos desastres naturales, o al menos, detectarlos con la máxima anticipación posible.
Por otro lado, la vigilancia continua de las vides se ha vuelto una prioridad. Los drones son los nuevos inquilinos preferidos de las bodegas. Y no solo en estas tareas, hay compañías que a través de nuevos programas son capaces de analizar e interpretar las imágenes de sus dispositivos y relacionar la información con variables como la producción o la biomasa. Con toda esta información pueden ofrecer a sus clientes la información desglosada de los mapas de cultivo, recomendaciones de abono, poda y riego de cada parcela analizada.
Existe viñedos donde se siembran viñas con multitud de sensores enterrados en varios niveles de la tierra que controlan todo tipo de variables; el crecimiento de las plantas, la humedad, la temperatura, la luz… Todos los sensores se conectan entre sí a través de una red inalámbrica a un centro de control que monitoriza absolutamente todo. No solo eso, sino que además funciona de forma autosuficiente gracias a una placa solar que proporciona la energía suficiente. Así se consigue entre otras cosas prevenir plagas o, al contrario, evitar fumigar de forma innecesaria, o saber el momento óptimo de la recogida de la uva.
La tecnología también está presente a la hora de vendimiar y de seleccionar qué uva es apta almacenarse. De hecho, ya existen sistemas automáticos basados en cámaras de alta resolución que analizan el tamaño, la forma y el color de la uva. Y, una vez pasadas estas fases, la tecnología se ha convertido en una pieza clave para almacenan los mostos y empezar a elaborar el vino, ya que se utiliza también para controlar la temperatura, tanto de la uva, como de la fermentación y de la conservación de cada vino.
En las fases de fermentación y el envejecimiento del vino también están surgiendo innovadores procesos. Ya existe conocimiento de que en una bodega estadounidense se ha desarrollado un tanque dotado de una nueva tecnología para la fermentación de la uva. La tecnología que utiliza se denomina sono-densitometría y con ella se detectan los factores de riesgo que pueden afectar al vino de manera preventiva antes de que se conviertan en problemas irreversibles.
El sector vitivinícola está digitalizando todos sus sectores, la importancia de ganar en productividad y reducir costes en gestión son dos de las prioridades de las bodegas.
Una de las claves para que las bodegas empiecen a interiorizar todos estos avances y hacerlos suyos, son las nuevas generaciones. Éstas comprenden las ventajas que le pueden ofrecer y el abanico de posibilidades de crecimiento, por eso tienen una mentalidad mucho más abierta a la innovación, los que los lleva a aunar tradición con tecnología sin ningún problema.
Pero aún hay más, porque la llegada de Internet, de las redes sociales y, por supuesto de las apps también ha provocado una revolución en cuanto a la promoción y ventas. No en vano, se estima que más del 35% del sector ya vende online y que más del 75% de las empresas y bodegas tienen página web propia. Es importante saber llegar al consumidor. Todas estas aplicaciones han conseguido acercar a más personas al mundo de la enología, contribuyendo al crecimiento del sector, ya que no necesariamente has de ser un experto para poder usarlas, es más, aprender con ellas también es una de sus finalidades. Y es que de esos se trata, de que cualquier persona pueda aprender un poquito más sobre vinos y así acercar el sector a todo el mundo.