Cuando en marzo de 2020 nos dijeron que un virus andaba suelto, nunca pensé que mi vida cambiaría tanto. Y es que, aunque se encarguen en decir que no, ya nada ha vuelto a ser lo mismo. Hasta el punto de que yo me tuve que mudar de mi domicilio. La pandemia me ha servido para darme cuenta de que vivimos demasiado encorsetados, que vivimos estresados por nuestro trabajo y que no damos importancia a las verdaderas cosas.
Mi caso, no es el único, es el de esa persona que se cansó de vivir en el centro de la ciudad y que cambió todo por vivir en las afueras. Viendo campo nada más despertarse. Y es que aunque vivir en el centro de una ciudad está muy bien para llegar a los sitios, a la hora de la verdad se trata de una cárcel. De una jaula con barrotes. Aún recuerdo cuando miraba por la ventana y veía pasar coches y más coches. Ni una sola zona verde. Así pues, en 2021, decidí que, como Paco Martínez Soria, la ciudad no era para mí y me iba a la zona del campo. Vendí mi casa, la verdad es que no fue complicado porque cuando lo vendes a un precio ajustado y justo, las ofertas no faltan. Mi intención fue sacar dinero para poder comprarme un chalet. No he sido el único que ha hecho esto. Somos muchos.
Y así lo hice. Mi chalet se convirtió en la mejor vacuna contra el coronavirus. Pasé a levantarme feliz, viendo campo y disfrutando de mi hija. Es cierto que en algunos aspectos la vida ha cambiado, pero en la balanza de bueno y malo, lo primero gana por su propio peso. En mi casa, en mi refugio, tengo todo lo que le pido a la vida. Es cierto que todo me lo he ganado gracias a mi trabajo, pero también que ahora he aprendido a valorar lo que tenemos.
Así es mi chalet
¿Qué tiene que tener un chalet para que se convierta en mi refugio? Pues lo primero vistas al campo. El poder levantarse y respirar aire puro es una maravilla. Aunque luego es cierto que he incluido algunos detalles para hacer la casa más natural. Por ejemplo he puesto todos los cerramientos con cortinas de cristal. Los límites se desvanecen con facilidad con esta alternativa que te hace parte de paisajes infinitos y poderosos. Además, me ayudarán a que las estancias se vean más despejadas y con una mayor iluminación, lo cual representa un ahorro energético considerable.
De esta manera, gracias a los diseños de las cortinas cristal de Rolletc, puedo disfrutar de la belleza de los exteriores. Hay que recordar que los sistemas de cerramiento acristalado fueron evolucionando con el paso del tiempo hasta llegar a esta propuesta maravillosa que rompe con los esquemas tradicionales. Estas cortinas de cristal están elaboradas para quienes desean ver más allá de sus cuatro paredes. Esta es la esencia de los que hemos querido cambiar el campo por la ciudad.
La vivienda está dotada de pavimento de parqué, pavimentos cerámicos de gran calidad en terrazas exteriores, carpintería de madera noble, lámparas e iluminación en toda la casa, Splits de aire acondicionado, calefacción central por gasoil con radiadores en toda la casa, chimenea en salón. En definitiva, todo lo que siempre he querido y que en la ciudad nunca pude tener. Y, además, cuento con una terraza superior con espectaculares vistas y otra terraza inferior desde la que tengo acceso al bonito jardín de césped con plantas y árboles.
Otros detalles que he puesto en mi casa es, por supuesto, una piscina. La verdad es que poder darte un baño en verano por la noche es sentirte parte de la naturaleza. Además, he logrado que mi hija se sienta más unido a mí gracias a que hacemos un montón de juegos divertidos en el agua. Y sí, por supuesto, me ha servido para invitar a mis amigos a hacer maravillosas barbacoas.
Antes se buscaban viviendas, aunque más pequeñas, en el interior de las ciudades, ahora se han abierto los ojos a municipios de la periferia y otros pueblos de toda España, algo que antes ni se planteaban. ¿El motivo? Pues bien claro, los españoles buscamos espacios más grandes y abiertos, por un precio igual o menor al que tenían en la capital. Y así pues es como la pandemia me ha hecho replantearme la vida, y pensar que en los pequeños detalles está el sentido. No me arrepiento de haber cambiado todo.